martes, octubre 31, 2006

Espionaje élfico.

Señores, señoras, he regresado después de los monólgos del amigo Apolo en estos días aciagos que corren actualmente en este nuestro país, continente, mundo y galaxia.
Me he estado basando sobre una muestra de personas para elaborar esta pequeña tontería que voy a poner y que algunas esperaban con especial impaciencia, aunque digo, no es nada relevante, pues puede ser calificado como "soberana estupidez" o "valiente tontería".
El conservatorio de Cartagena son cuatro paredes llenas de profesores, alumnos y... alumnas, con A. Por supuesto, hay cuartos de baño. Sí, ya lo veo, noto que lo vais sabiendo. Lo huelo en el aire; lo siento en las teclas; lo noto en mi teclado...
Las mujeres van al baño de dos en dos. Eso es lo que afirmaban en tiempos remotos. Lo cierto es que era una gran verdad. La historia se convirtió en leyenda; la leyenda en mito; y el mito ha sido repetido una y otra vez, con los pasmosos resultados que son los que son (que diría nuestro amigo P.B): que efectivamente, las mujeres van al baño de dos en dos.
Pero según he observado, cada vez son menos frecuentes los dobles encuentros. He conseguido hacerme con unas orejas extensibles (consistentes en un muro en el baño de los chicos que separa ambas dos estancias). Tras introducirme en el sitio, he observado con estupefacción que la leyenda continúa siendo cierta: dos chicas hacían su irrupción en el baño de al lado, el de ellas.
Y entonces me dije: "Bueno, ya es hora de comprobar si ellas tienen razón en la jartá de chorradas que nos contaron".
Y lo comprobé, ¡hombre si lo comprobé! Esto fue lo que nos contó Ghanya en su día:

"Vamos a poneros verdes. Tenemos que reconocerlo, nosotras os ponemos verdes, vosotros nos provocáis con vuestros comentarios

Vamos a hablar de ligues. Una cosa es que sigamos vuestras bromas, otra muy diferente contaros “la cita de anoche”, eso se habla en el baño con una amiga.

Puede que nos pretendamos dejar simplemente el pintalabios, el brillo o la sombra de ojos
¿Por qué no puede ser una coincidencia? igual ambas tenemos ganas de ir al baño"
Pues bien, según la conversación que yo escuché, y sabiendo (porque lo sabía) que ambas dos muchachas que estaban en el baño de al lado eran buenas amigas, distinguí el tema principal de la conversación: "la clase de orquesta del viernes que viene". Oye, tú te has mirado esto, Pues no tía, qué va... qué dices pero si es fácil... Y cosas similares. Doy fe que nadie se enteró de que yo estaba escuchando.
¡Una joya el muro, miren ustedes!
Luego estuve apostado en la silla, antes de la clase de Análisis de las 19:30 h, mirando la puerta del baño, que desde la conserjería se veía perfectamente. Cuál fue mi estupor al ver que en el tiempo que estuve observando entraron 3 chavalas, ¡INDIVIDUALMENTE! Me quedé con la boca abierta.
Claro que desde mi posición no observaba el otro baño.
Sabéis... creo que tendré que dedicarme a montar guardia en las escaleras del fondo, fingiendo que miro con inusitado interés una partitura de una fuga del siempre grande Johann Sebastian Bach.


Regalos para Chicos y Chicas

Normalmente las chicas suelen ser buenas regalando, tienen ideas y además originales. Por el contrario, regalarle a ella supone siempre un esfuerzo para nosotros, quizá porque no sepamos ponernos en su lugar o porque no la terminamos de conocer adecuadamente. Pero también hay veces en las que las chicas se bloquean. Una pequeñita ayuda, dependiendo del presupuesto y de la relación que haya con el chico (novio, hermano, amigo…):

  • Camisa o jersey (una bonita, de moda; suele gustar normalmente el estilo que eligen ellas)
  • Pantalón (que le haga sentir sexy)
  • Videojuego novedoso (investiga que sea del estilo que guste o variado de lo que ya se tenga)
  • Una entrada para el preestreno de esa película que lleva esperando tiempo
  • Sorpréndele llevándole a un karting
  • Una réplica de una espada de película
  • Una maqueta de un castillo
  • Fin de semana en un Parador
  • Un par de esquís/patines
  • Viaje a un país nuevo
  • Las llaves de tu casa para un fin de semana
  • Cualquier cosa que ensalce su ego
Pero, ¿qué pasa con ellas? Sorpréndela con algo así:

  • Un vale por una sesión de masajes
  • Un romántico fin de semana en un balneario (o combínalo con lo anterior)
  • Un clásico: un libro y una rosa
  • Entrada de ballet/flamenco/musical (entérate de sus gustos primero)
  • Coge el coche y llévala a un mirador en la playa o en las montañas y sorpréndela con una cena allí
  • Un bonsái (un olmo o un ficus si no ha tenido nunca ninguno)
  • Una recopilación de fotos de ella de pequeña
  • Atrévete con un conjunto de lencería (eso sí, preocúpate por averiguar su talla)
  • Ir a algún sitio de especial y emotivo recuerdo para ella
  • Una piedra preciosa en bruto como colgante
  • Un poema dedicado y escrito expresamente para ella
Regalos universales:

  • Entrada de cine/teatro/concierto/ópera
  • Un puzzle
  • Un árbol genealógico
  • Un libro dedicado por su autor favorito (sin que lo sepa, claro)
  • Una puesta de sol
  • Un beso
Y que no se os olvide, que un ramo de rosas enviado por sorpresa, sin que haya nada que celebrar, es un regalo único e inolvidable.

¿Tenéis alguna sugerencia original que añadir a la lista?


lunes, octubre 30, 2006

Poesía (II). Poema del Renunciamiento

La segunda entrega de estas píldoras amorosas conocidas como poesía corre a cargo de nuevo del genial autor cubano José Ángel Buesa. Lo reconozco; tengo predilección por Buesa. Tanto por su verso ligero y dulcificador como por su carácter anticastrista (por si no lo sabíais, hablamos de un poeta cubano exiliado, adorado por los cubanos de a pie). En este caso pongo uno de sus más conocidos poemas, el Poema del Renunciamiento.

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.


Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
- el tormento infinito que te debo ocultar -
te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!
Buesa nos habla del amor como un sentimiento único y profundo, quizá rayando la idolatría platónica, que no tiene por qué exteriorizarse para ganar realismo. Nos cuenta el dolor inaccesible del que ve cómo se le escapa el amor, del que ama en vano, sin esperar nada. Y esa persona, que conocemos de memoria, quizá alguien muy cercano, no sabrá que es el motivo por el que vivimos, pero ahí estaremos siempre.

Creo que es difícil reconocer este amor, el amor esquivo y furtivo, el que se nutre de una mirada, de un suspiro. Es sobre todo muy difícil reconocer que se ama porque sí, sin motivo alguno y mucho más aún que jamás seremos correspondidos. Pero, ¿qué busca el amor sino amar en sí mismo? ¿Acaso el poeta, que ama en soledad, demuestra menos amor que el que besa por besar? Decía Oliver W. Holmes, poeta norteamericano, que “ningún amor es más verdadero que aquel que muere sin haber sido revelado”. Esa misma idea es capturada por Buesa en sus versos, porque la clave no es el amor, sino que no se sepa. Y no es tarea fácil, pues es doloroso pensar que otra persona es feliz por alejarse de ti. Quizá lo que quieren decir Buesa y Holmes es que el hecho de tener la fortaleza y madurez suficientes para afrontar este hecho hace que ese amor sea verdadero, en contraposición a la típica reacción adolescente de sentir rabia, envidia y dolor. Apoyémonos ahora en J.C.F. von Schiller, el dramaturgo alemán contemporáneo de Beethoven, que afirmaba que “sólo la fantasía permanece siempre joven; lo que no ha ocurrido jamás, no envejece nunca.” Es por ello que ese amor es verdadero y profundo, pues vive eternamente joven en nuestro corazón y, así, se renueva y vigoriza cada día con la más nimia excusa de volver a nacer. Porque el verdadero amor es aquel que lleva a la renuncia de la propia comodidad.

Quizá por eso, si me aparto y te dejo ir, tú seas más feliz y mi amor más verdadero.


sábado, octubre 28, 2006

Las Miradas

Pienso que los chicos tendemos a malinterpretar los gestos de cariño y afecto de las amigas y por ello ocurren muchas veces malentendidos. Un ejemplo serían las miradas. Las chicas, en su ya clásica intuición (generalmente, que también hay excepciones), ven de lejos a los que les van a tirar los tejos. Una actitud deferente suele ser suficiente para evitar el desencuentro. Sin embargo, cuando el cruce de miradas se hace más intenso, salta la alarma en los chicos: me ha mirado. Inmediatamente el cerebro comienza a extrapolar las cosas y las conclusiones pueden ser de lo más variopintas.

Más de cerca, si la chica mantiene la mirada puede ser síntoma de amistad, pero si se acerca cuando el chico se acerca, puede ser interpretado por un tercer observador como un gesto de interés posiblemente fuera de la amistad. Sin embargo, y a pesar de ello (y de que el chico también lo piense así), no suele acertar en la diana aquel que apueste por ese caballo, pues también depende de la manera de ser de la chica. El tan consabido “espacio vital” es algo que podemos ceder temporalmente sin que haya una insinuación amorosa. No obstante, la cesión continua sí es interpretada habitualmente como un sinónimo de intimación. Y cuando la chica, consciente o malignamente, “se deja invadir” generará casi inevitablemente un conflicto si es que en verdad no está interesada.

Entonces, ¿no dejamos nunca que nuestro espacio vital sea compartido? Yo creo que no hay que ser tan drásticos. De hecho, basándonos en el conocido lema “es en las distancias cortas donde un hombre se la juega” hay que saber que donde se la juega un hombre es más bien en la invasión del espacio vital, sea a la distancia que sea. Nada más cercano a la realidad en este plano de intimación, pues, como bien es sabido, de cerca los defectos se ven más fácilmente y esto es aplicable no sólo a los defectos físicos sino de actitud, psicológicos, intelectivos y de intención. En el momento que se cruza la raya surgen los temblores.

La chica puede ser inconsciente de sus señales, pero no debería ser tan cínica como para negarlas. Una mirada, un acercamiento, la cesión del espacio, el roce de una mano… son muchos síntomas de atracción. Jugar con ellos no es nada ético. Y a pesar de todo, seguimos cayendo en las mismas trampas, porque no podemos dejar de ver esos ojos tan bonitos.


viernes, octubre 27, 2006

Sinceridad

Tantas veces reclamada y tan poco utilizada, la sinceridad es la base de cualquier relación. El entendimiento mutuo debe basarse en la posibilidad de decirse las cosas de una manera honesta y clara, sin circunloquios ni rodeos, ni palabras políticamente correctas.

Resulta interesante que cuando preguntas a alguien qué espera de otra persona en el plano afectivo, casi el 100% piden sinceridad. Es algo diríase innato en nuestra manera de afrontar un trato personal, posiblemente exigido como contraprestación a lo truculento de la cotidianeidad, donde observamos mentiras, embustes y patrañas como base del funcionamiento de muchas cosas.

Son los políticos un ejemplo muy claro. A todo político se le pide sinceridad (recordemos el ya tristemente famoso “no nos merecemos un gobierno que mienta” pronunciado por el mentiroso mayor del reino), aunque para algunos la tan denostada falsedad sea un modus vivendi. Y a pesar de todo hay una parte importante de la población que prefiere vivir en una mentira, porque es cómoda. Y a aquellos que dicen la verdad se les aplican los adjetivos ya habituales al respecto.

¿Por qué esa incongruencia con respecto a la sinceridad? No sé si habéis probado a ser sinceros en todo y con todos. Es un ejercicio complicado y hasta cierto punto, agotador. No estamos hablando meramente de “Cariño, ¿estoy gorda?”, sino de una obligación moral en cada momento de ser sinceros con los demás. Es duro. Y lo es no sólo para el que intenta expresar las emociones con el menor número posible de palabras sino también –y seguramente en mayor medida– para el que escucha. Quizá pueda ser divertido o trivial decir “lo siento, pero no te necesito ver a diario”, pero es ciertamente desequilibrante escucharlo. Y, no obstante, tendemos a suavizar las cosas porque empatizamos con los demás (lo cual es una cualidad deseable, pues nos permite intentar entendernos), y de ese modo hay veces que se diluye la sinceridad en un modo “políticamente correcto” de decir las cosas que en realidad no quiere decir nada concreto.

Y es en esa falta de concreción (en esos “no sé” o en tópicos de nuestra sociedad “no te quiero hacer daño”) donde, curiosamente, se genera una corriente degenerativa en nuestra mente sobre la propia situación que puede desencadenar sucesos negativos. No es deseable desde la perspectiva del que habla que se malinterpreten sus palabras. Pero es completamente imposible que no suceda así si lo que decimos es vago, difuso o incluso ambiguo desde un punto de vista menos subjetivo que el de nuestras propias experiencias.

Hay que llegar a comprender que la sinceridad es un arma de doble filo en algunas situaciones, pero, por encima de todo, es esencial en la coherencia de nuestro mundo interior. La sinceridad abre paso a la estabilidad. Aquello que es dicho con sinceridad puede ayudar a sustentar otras ideas. Dicho con otras palabras, la sinceridad rompe el maldito relativismo pues nos sitúa en un contexto donde ese punto de apoyo, ese punto de referencia, tiene un marcado carácter absoluto. Eso no quiere decir que sea inamovible, pero sí que ocurrió así, se dijo así y se quiso expresar así. No hay dobles interpretaciones.

Diréis muchos que la vida no es “blanco ni negro”, pero siento deciros que eso no es sino un tópico y que cuando lo decimos no somos sinceros con nosotros mismos. La vida es como es, y en algunos aspectos de la vida existen matices. En otros, por nuestra propia salud mental, necesitamos establecer unos límites, un sistema de referencia, un sustento que nos permita saber quiénes somos y construir lo que queramos a partir de ahí. Es ese el problema del relativismo moral, pues nos despoja de la capacidad de construcción sacrificada a favor de lo “políticamente correcto”.

La sinceridad es la base del entendimiento y no hay manera de poder construir nada (ni una vida en común, ni una amistad, ni una relación de trabajo) sin unos buenos cimientos. ¿O acaso los edificios son relativistas?


jueves, octubre 26, 2006

Poesía (I). Poema de las Cosas

Inauguramos hoy una serie de post que iremos colgando sobre cómo la poesía encarna nuestros más profundos sentimientos. En este caso os traemos el Poema de las Cosas, del gran genio cubano del siglo XX, José Ángel Buesa, al cual traeremos muy a menudo.

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...


Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...


O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...


Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...


Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.

Qué maravillosa manera de expresar las cosas, todas esas cosas que en realidad son así:

  • Quizá descubras un día que nos amamos, aunque nunca supiste la verdad o no te diste cuenta.

  • Quizá te des cuenta de que el amor hay que cultivarlo, porque si no se cuida, se marchita la flor. El amor es caprichoso y continuo, cotidiano, y es preciso regarlo cada día.

  • Quizá averigües un día que tú también me quisiste, que te negaste a mi abrazo sólo por un capricho. Porque las cosas pueden ser, a pesar de no haber sido.

  • Quizá se quiebre tu corazón al leer mis palabras o al oír una canción que te recuerde a mí, porque hay cosas que no pueden dejar de ser como son. El recuerdo es un lecho de espinos en el que muchas veces nos tumbamos con plena conciencia sólo por el hecho de estar ahí.

  • Quizá, allá en el infinito, allí donde nadie llegó jamás, sientas que es el olvido la mayor quimera de la humanidad y entiendas por qué no te puedo olvidar.


miércoles, octubre 25, 2006

Respuestas a la pregunta del millón.

Esto es un hecho totalmente cierto, verídico, que cualquier hombre de buena fe ha sufrido más de una vez en sus propias e inocentes carnes de ser humano.

Esto es quizá la mayor obsesión que cualquier mujer tiene. Cuando le da por decirlo, lo dice. No intentes hacerla cambiar de idea. Es un pensamiento que llega sin ayuda alguna hasta el cerebro. El riego sanguíneo se encarga de hacer el resto. Se le mete la idea en la cabeza y ahí se queda. Hasta que lo suelta...

“¿Estoy más gorda?”

¡¡WARNING!! ¡¡NO - CONTESTES, NI SE TE OCURRA!!

Sólo Dios sabe lo que podría hacerte si contestas a esa pregunta trampa. Esa es la mayor obsesión de una mujer, el hecho de estar más gorda (aunque sean cien gramos) que el día anterior. ¿Qué pasa si contestas? Cuando te hagan esa pregunta no le des más vueltas: digas lo que digas vas a tener bronca asegurada para los siguientes treinta minutos. A la resolución de dicha pregunta nuestro Comité tiene VARIAS RESPUESTAS PREVISTAS, a saber:

- Respuesta Uno: Contestas “sí”. Y te empieza a decir que qué poco tacto que tienes que esas cosas no se dicen así de golpe, que si te llamaran gordo a ti lo ibas a sentir más que nadie. Te preguntas qué has hecho mal, porque ella lleva diciendo seis meses que está más gorda y al final has tenido que darle la razón. Al final te quedas durmiendo en el sofá.

- Respuesta Dos: Contestas “no”. A partir de aquí podemos sacar dos cosas claras: si ella es una buena persona te lo agradecerá de corazón, se mirará en el espejo y comprobará que, efectivamente, no está más gorda. Pero si está realmente empeñada en que está gorda, te va a soltar. “¡Claro, me dices que no para que no me sienta tan mal, qué pasa, es que estás ciego o qué, no salta a la vista que he engordado!”. Además, en este apartado tenemos el riesgo de que entre a la conversación el llamado “Algoritmo de los Ducados de Winston, consistente en un Camel-lo ganado con Fortuna”, o séase, “El tabaco, p’a entendernos":
“Si es que desde que dejé de fumar he cogido diez kilos”.
Musho ojo, ni se te ocurra decir que “si es que sustituyes el tabaco por bombones de chocolate” o cosas semejantes. De todas formas, digas lo que digas, da lo mismo. Al final lo más posible es que te quedes durmiendo en el sofá.

-Respuesta Tres: Contestas “¿Y cuánto dijiste que pesas?”
A partir de aquí puede entrar la conversación en un cauce totalmente imprevisible. Si te dice una cifra y compruebas que, efectivamente, ha engordado, las Respuestas Uno y Dos entran aquí en este mismo momento.
No sabemos qué pasará, pero cuidado con lo que dices. Puede tener consecuencias realmente catastróficas.

-Respuesta Cuatro: Aplicamos el “Algoritmo de Beethoven”. Simplemente consiste en hacerse el sordo. No lo recomendamos, pues por lo general ella se cabrea al ver que no se le hace ni puto caso y al final pasa lo que pasa. Que te quedas durmiendo en el sofá.

-Respuesta Cinco: Utilizamos el Factor Sauron (es decir, el Ojo): esto consiste en que mientras ella está formulando la dichosa pregunta que la tiene obsesionada, te quedas mirándola como un idiota. Ella ve que no contestas, y entonces te vuelve a saltar con la misma pregunta. Pero tú a lo tuyo, ¡sigue mirando! Entonces no aguantará más y te dirá: “¿Pero qué te pasa?” Y tú le sueltas: “Perdona, pero es que estás tan guapa que no me he quedado mirando y no te escuchaba. ¿Qué decías?”. Puede haber dos reacciones:

a) que se ría de tu genial ocurrencia.
b) que te eche la bronca por “mirón y pervertido” y al final te quedes durmiendo en el sofá.

De todas formas siempre puedes recurrir a tu fabuloso cerebro y prodigiosa inteligencia para inventarte alguna respuesta que este Comité no se haya dignado a buscar. A veces también es bonito ganar por tus propios méritos, y no veas lo bien que se siente uno.

Y recuerda esto: tarde o temprano acabarás enfrentándote a la maliciosa pregunta antes mencionada.


martes, octubre 24, 2006

What a Girl Wants (Christina Aguilera)

Voy a poner a continuación la letra de la canción“What a Girl Wants”, del primer disco de Christina Aguilera, que va a servir para ilustrar algunos aspectos de la visión femenina del mundo de las relaciones (al final, tras la canción). He marcado algunos puntos que creo son los más destacables de la letra. Seguimos pues con el intento de desentrañar el más oculto de los arcanos universales: ¿qué piensan las mujeres y qué quieren? En fin, creo de verdad que ni ellas mismas lo tienen claro, pero que conste que aquí seguiremos dándole a la bola para que nos ilumine.

What a girl wants, what a girl needs,
Whatever makes me happy and sets you free.
What a girl wants, what a girl needs,
Whatever keeps me in your arms.
And I'm thanking you for being there for me.

Like a rock you waited so patiently, while I got it together.
While I figured it out, I only looked but I never touched,
'Cause in my heart was a picture of us:
Holding hands, making plans,
And it's lucky for me, you understand.

What a girl wants, what a girl needs,
Whatever makes me happy and sets you free.
And I'm thanking you for knowing exactly...
What a girl wants, what a girl needs,
Whatever keeps me in your arms.
And I'm thanking you for being there for me.

A weaker man might have walked away, but you had faith
Strong enough to move over and understand, while I got it together.
While I figured it out, they say, "If you love something let it go.
If it comes back it's yours, and that's how you know.
It's for keeps, yeah, it's for sure."

And you're ready and willing to give me more [than]....

What a girl wants, what a girl needs,
Whatever makes me happy and sets you free.
And I'm thanking you for knowing exactly...
What a girl wants, what a girl needs,
Whatever keeps me in your arms.
And I'm thanking you for being there for me.

Somebody sensitive and tough;
Somebody there when the going gets rough;
Every night, he'll be giving his love
To just one girl... one girl... one.
Somebody cool but real tender too;
Somebody, baby, just like you
Can keep me hangin' around with the one who always knew.
I'm thankin' you for being there for me.


What a girl wants, what a girl needs,
Whatever makes me happy and sets you free.
And I'm thanking you for knowing exactly...
What a girl wants, what a girl needs,
Whatever keeps me in your arms.
And I'm thanking you for being there for me.
Las mujeres, dicen, se enamoran más lentamente que los hombres. Tienden a pensar más las cosas en el terreno amoroso, a madurar la idea, a imaginar cómo serían las cosas. Por eso, como dice la canción, una chica agradece la atención, pero sobre todo, el tiempo, el comprender que ese proceso en el alma femenina necesita un tiempo de “cocción”.

Por otra parte, la canción recurre a un tópico doloroso: si quieres algo, déjalo ir y si vuelve es que era tuyo. De cajón de madera de pino, oigan, pero la triste realidad es que la mayor parte de las veces lo que se va, se fue, como el río que no sabe por qué (y aprenderás entonces que hay cosas como el río, que se están yendo siempre, pero que no se van...). Es fácil retar a los demás, incluso a uno mismo, con semejante frase, pero muy duro aceptar la consecuencia, cuando, por lo general, esta suele ser contraria a nuestros sueños.

En el siguiente párrafo que he marcado se indican algunas características de lo que busca una chica (de hecho a mí me parece que en esas cosas somos más parecidos de lo que se pretende creer): alguien sensible y a la vez duro, alguien que esté ahí cuando las cosas se pongan mal, que me ame a diario, que sea fiel, alguien “guay” y tierno… ¿Quién no quiere estas cosas? ¿Entonces por qué las chicas se empeñan en buscar a los “malotes” para recibir palos? ¿Por qué algunas mujeres que presumen de femeninas e intelectuales son las primeras en fijarse en cuatro tópicos físicos, obviando otros como el cariño y la atención cotidiana? No es fácil ser chico en este mundo de chicas. Sobre todo cuando ni ellas mismas saben lo que quieren.


lunes, octubre 23, 2006

Bienvenidos a la Bola de Cristal

Inauguramos la nueva etapa con un nuevo diseño y la promesa de buenos artículos sobre las relaciones humanas, desentrañando los misterios que rodean al género femenino, así como análisis de las conductas masculinas, tan extrañas para ellas.



Esperamos que os guste el cambio y recordad: "adivinamos todo lo que sentís".

¡Bienvenidos a la Bola de Cristal!


sábado, octubre 21, 2006

Mujer conduciendo Ferrari


viernes, octubre 13, 2006

Tipos de mujeres

Veamos a continuación los prototipos más comunes de la mujer en este nuestro planeta, aunque se diga que las unas son de Marte y los otros de Venus, o al revés, vete a saber quién fue el listo que se inventó semejante chorrada.

- Madrastra de Blancanieves. Preocupadísima por su apariencia externa, no hace más que mirarse al espejo durante todo el santo día para comprobar cuán guapa está. En realidad a primera vista incluso se podría decir "está buena", pero por dentro está podrida, es una bruja. Para que luego digan que el interior no importa.

- Caperucita (el color es optativo). No hace más que ir a visitar a su familia, y cuando el novio se niega a acompañarla coge un mosqueo de tres pares de narices.

- Tipo Phoebe Halliwell. Una tía que ya ha tenido más novios que chinos existen. Es lo que en la terminología de este mundo se suele denominar "pendón", o más comúnmente "putón verbenero", mis disculpas por la horrible expresión que hasta rima con Zapatero, y menudos versos rimados que el menda aquí se ha marcado.

- Cenicienta. Sólo se arregla para salir de fiesta. En casa es insufrible, se dedica a fregar platos, a fregar el suelo, a barrer y demás. No por ser mujer, que os veo venir, sino por tener una obsesión con la limpieza y el orden que podríamos calificar de fulminante. Cuando ve que alguno se ha dejado los zapatos tirados por ahí en medio se empieza a quejar. No es por nada, sino por el pestazo que emana de las plantillas devoraolor que no funcionan.

- Tipo Angela Merkhel. Es la típica tía a la que se la ve en su casa como una fracasada pero que luego sale y arrasa con todo lo que pilla.

- Tipo Walker Texas Ranger. Lo ideal si necesitas una novia guardaespaldas. Hace de todo, desde cocinar hasta ayudar a los bomberos en un rescate en la Torre Mapfre. No hay muchos ejemplares como éste.

- La Bella. Normalmente, en escala del 0 al 10 su apariencia física puede ser de 9, 9'5, pero tras salir de fiesta y demás historias, acaba liándose con un gorila matón con pendientes, barba, moto, chupa de cuero, que está fumando un nosequé cosas raras y que acaba de romperle un palo de billar a un tipo que no ha querido darle pelas para la gasopa. El típico Bestia, vamos.

- Éowyn. Cuando se le mete en la cabeza que tiene que ligarse a un tío, mejor dejarla por imposible, le perseguirá hasta que el otro la acepte o hasta que encuentre a otro mejor. Intentará conseguir su objetivo de todas las formas posibles.

- Ginny Weasly. Esto es una tía que cambia rápidamente de novio. La diferencia con el Tipo Phoebe Halliwell es que esta se deja guiar más por los llamados "sentimientos" internos de la propia persona en lugar de por otras cosas.

- Pocahontas. Vaya a donde vaya, siempre está llamando la atención y haciendo el indio para que todos se fijen en ella.

- Tipo Zerolo. Es tan reprobable que no hablaremos de ella.


jueves, octubre 12, 2006

¿En qué piensan las mujeres?

No. No pienso intentar desentrañar el eterno misterio femenino en este momento. Se trata de la película What Women Want (2000), de Mel Gibson y Helen Hunt. ¿Se imaginan poder saber lo que piensan las mujeres con sólo estar en su presencia? ¿Don o castigo? En este película podemos aprender que ellas no paran de "centrifugar", no paran de pensar en "lo que sea" y que solamente mediante un "don divino" seríamos capaces de entenderlas. No consiste en interesarse por ellas, ni en explorar es "lado femenino" que dicen que tenemos. No. No se trata de escuchar más y mejor. No se trata de nada evidente. Fundamentalmente, porque de ser así, la humanidad ya habría resuelto ese problema hace mucho tiempo. Si todo consistiera en lo que ellas dicen que "simplemente" es el problema las cosas no necesitarían de mayor discusión. Si así fuera, los hombres podríamos leer la mente de las mujeres. Si así fuera, las mujeres hablarían claro y sin tapujos. No, chicas, las cosas no son tan "simples" como las veis vosotras. Porque, es más, normalmente sois las que pensáis en todo "complicadamente". Digamos, que tendéis a complicar las cosas sencillas y a simplificar los sucesos complejos.

¿Para cuándo un What Men Want? No somos tan pretendidamente simples ni animales como se pretende y se estereotipa en la sociedad y esta supuesta complejidad inescrutable femenina no es necesariamente exclusiva de las mujeres. Todos somos complicados y tenemos la necesidad de que nos entiendan. También queremos cosas.

¿Tan difícil es hablar las cosas y no pretender que uno sepa lo que ellas piensan sin saberlo? ¿Por qué asumir que la comunicación es innecesaria si eres una mujer? ¿Por qué no paran de hablar entre ellas y se niegan a ser tan comunicativas con los hombres? ¿Acaso la hipocresía es la característica que define esta peculiaridad femenina de actuar de una manera mientras piensan en otra cosa?

En definitiva, ¿qué puñetas quieren las mujeres de nosotros que jamás acertamos con sus pensamientos?


miércoles, octubre 11, 2006

El tiempo y la madre que lo parió

¿A quién no le ha pasado que vais a salir de casa con tu novia o tu mujer y te tiras esperando casi dos horas? O bien quedas con ella, pongamos a las 5 de la tarde, y llega con más de media hora de retraso (en el mejor de los casos).

Ambos casos están relacionados con lo mismo: El tiempo dedicado a vestirse.

Si vives con ella, lo puedes vivir en vivo y en directo:

- El: Venga cariño, que tenemos que irnos. Ya llegamos tarde.
- Ella: Estoy lista en un momento. Sólo me queda terminar de pintarme. Ve sacando el coche del garaje que termino enseguida.

Tremendo error si lo haces. Con toda tu buena intención y, creyendo a pies juntillas lo que ella te dice, sacas el coche del garaje y esperas pacientemente en la puerta del mismo.

- Pasan 10 minutos y ya han entrado dos coches y has tenido que mover el coche otras tantas veces.
- Pasan otros 10 minutos (que ya son 20 en total), y salen otros dos coches del garaje. Vuelta de nuevo a mover el coche de la puerta.

Entonces decides ponerte en doble fila, pues seguro que con 20 minutos transcurridos, estará a puntito de bajar.

- Otros 10 minutos más, llegando a la friolera de 30. Has tenido que volver a mover el coche porque salía el que estabas estorbando.
- Al menos, como queda un sitio, podré meter el coche en él, pero qué va. No cabe. Te quedas de nuevo en doble fila.
- Pasan otros cinco minutos y llega una patrulla de la Policía Municipal: Papeles, Carné de Conducir, Seguro del Coche, justificante de haber pasado la ITV y, finalmente multa por estar en doble fila, con la consiguiente pérdida de puntos.

Cabreado con la multa, la llamas por teléfono: No contesta. ¿Dónde coño ha metido el móvil ésta mujer?

Llamas a casa: Comunica. ¡ Coño, ahora lo entiendo ! Seguro que ya se ha enganchado con alguna amiga suya.

Como ya te han puesto la multa, sigues en doble fila. Total, ya te la han puesto... Y sigues esperando otros 10 minutos más haciendo que el reloj llegue a 45 minutos de espera.

Viene el autobús de la EMT y no puede pasar. Tienes que mover el coche y dar la vuelta a la manzana para volver a situarte de nuevo en la puerta de tu casa. Mientras lo haces, te encuentras con un camión descargando un contenedor (5 minutos) y un coche que está esperando a que otro salga para aparcar (otros 3). Esperas el semáforo (2 minutos a seguir sumando, para llegar a 50).
Por fin, vuelves a tu calle y paras en la puerta de casa. Y allí está ella, con los brazos en jarras y taconeando con el pié derecho mientras te echa en cara:

- ¿Dónde coño estabas? ¿Es que no sabes qué hora es?

50 minutos esperando, moviendo el coche de la puerta del garaje, intentando aparcar el Mercedes donde salía un Smart, siendo multado por estar en doble fila, tragando el camión que descargaba un contenedor y todavía te llevas la bronca del año.
La próxima vez que te diga “Estoy lista en un momento. Sólo me queda terminar de pintarme. Ve sacando el coche del garaje que termino enseguida”, lo mejor es que te aflojes el nudo de la corbata, te quites los zapatos, te saques una cervecita bien fría de la nevera y te pongas a hacer algo de zapping en la tele, que seguramente será mucho más relajante.

Claro que ésto último siempre lleva un riesgo: La famosa pregunta "¿Qué tal estoy? ¿Me queda bien ésto?"
En tal caso, dependiendo de lo interesante que esté la televisión o de lo bien que te esté sentando la cervecita o de lo que te importe dónde vais a ir, podrás responder que bien o mal.
Si te interesa salir lo antes posible (con 50 minutos de retraso, pero salir), entonces dile que está bien. Si te importa una mierda donde vayáis o te interesa lo que estés viendo, dile que no te gusta cómo le queda el vestido, o que no le combina bien con los zapatos.
Tendrás otros 50 minutos de tranquilidad asegurada.


martes, octubre 10, 2006

De compras

Qué tardes tan tranquilas que podemos llegar a pasarnos algunas veces. Por supuesto, cuando no hay que acompañar a la novia - mujer - pareja sentimental - a hacer las compras. Este documento ilustra a las mil maravillas a qué me refiero. Veamos, pues, una tarde de compras.

16:00 - Tras realizar los menesteres de la cocina, recibimos el notición: ¡nos vamos de compras al centro! Que mañana hay boda y demás y nos han invitado y hay que destacar. Además ahora son las cuatro y todos duermen la siesta.

16:30 - ¿Por qué hemos tenido que sacar el coche? Hay un atasco del carajo. Se nos cruza un maldito motorista que nos insulta. ¿Así que todos durmiendo la siesta? Yo diría que sólo unos cuantos cientos de miles de imbéciles han pensado como yo... ¡siesta! ¡Bah, quién la necesita cuando puedes estar en un atasco!

17:03 - Llegamos por fin al centro comercial. Ni un puñetero sitio para aparcar. "Ve entrando que aparco", le decimos. Paramos, ella se baja, un idiota nos pita y nos grita justo detrás. Ves un sitio milagroso, pero un listo se cuela. Empiezas a dar vueltas. Piensas que esto no ha hecho más que empezar.

17:29 - Por fin estamos dentro. ¿Dónde se ha metido esta ahora? Como no es grande, la maldita tienda... empezamos a buscar como descosidos.

18:02 - Sudando estamos ya de dar vueltas, esto parece un capítulo de Sin Rastro. La llamamos al móvil, contesta, nos pregunta dónde andamos, y la vemos aparecer por la esquina más próxima. Miramos al cielo y rezamos un Padrenuestro y diez Avemarías para poder aguantar lo que queda de tarde.

18:30 - Media hora dando vueltas. Te vas a sentarte a un banco que hay por allí cerca. Ella regresa al cabo de un tiempo. "Mira qué par de modelitos tan monos..." Tras oír su dulce voz diciendo tales palabras, miras donde ella señala y ves doce vestidos, quince pares de zapatos, veinte pañuelos para el cuello, veinte pares de medias y casi te desmayas, pero aguantas como un campeón.

20:00 - Has aguantado hora y media la siguiente secuencia: ella entra al probador, se prueba el conjuntito, sale, te pregunta, le dices que le queda de puta madre, incluso insistes en que está cañón, pero ella vuelve a entrar alegando que el vestido la hace gorda, que los zapatos no le pegan o que el color no le gusta. Te estás desesperando.

20:30 - Por fin. Sale y se compra un par de vestidos. Por fin, ¡nos vamos! ¡Por fin!
20:31 - Ah, pero ¿tú no te compras nada? La frase deleita nuestros pabellones auditivos externos hasta resonar en el tímpano, donde creemos haber oído mal.
20:35 - Nos hemos probado un Tucci que nos queda como un guante. Salimos del probador y la vemos con diez trajes, veinte corbatas y diecisiete pares de zapatos. ¡¡TIERRA TRÁGAME!!

21:00 - Hemos aceptado probarnos todo para no quedar mal. Piensas que Jack Bauer habría salvado al mundo seis veces en el tiempo que llevas aquí desperdiciado. ¡AAAAAAAAY! Señor... qué santa paciencia.

22:00 - Nos echan del centro porque cierran. Nos llevamos el primer traje que pillamos, ese que le dijimos que nos quedaba bien y después del cual nos hizo probarnos otros seiscientos.

22:01 - Buscando el coche.

22:05 - Entramos al coche. Arrancamos y nos largamos. Dices que el Madrid Barsa debe estar en la segunda parte y a ver si llegas a ver el final.

22:06 - El muy típico comentario sobre el fútbol. Atasco del carajo. Todos los coches han salido a la vez del centro. Miras a tu pareja con los ojos inyectados en sangre del cansancio que corre por tu cuerpo por la tarde allí echada, pero ni se entera. Te vas a quedar durmiendo al volante... de pronto una bocina de un trailer te despierta...

23:00 - Llegas a tu casa y te tiras encima de la cama tal cual vas. AAAAAAAY, qué gusto. (Bronca por no desvestirte. Con lo cansados que vamos... es que ni nos enteramos).

Y esto ha sido todo. Así que por favor, cuando vayamos de compras con ellas, tengamos por seguro que nos exponemos a esto. Incluso puede que esto se quede algo corto.

Yo simplemente aviso...


No me pidas que te entienda...

...si no me explicas que te pasa.

Las mujeres, por regla general, son soñadoras aunque intuitivas y conscientes de lo que pasa en su entorno. Por el contrario, los hombres somos más pragmáticos en nuestros pensamientos pero más ciegos en nuestras percepciones ambientales. Es por ello que una mujer, normalmente, es capaz de ver a su pareja y saber si le pasa algo e incluso qué le pasa. Y es capaz de preguntarle normalmente con buen tino sobre su situación. Si bien es cierto que son capaces de dar en el clavo, dificilmente entienden nuestra postura ante un problema. Porque lo afrontamos de manera diferente.

En el caso contrario, cuando es ella la que tiene el problema, el mundo se vuelve un lugar tenebroso donde cada paso que das es juzgado por el más terrible de los censores. Si me preguntas, no me preguntes; si no me preguntas, ¿acaso no te importo? Si te interesas, no sé; si pasas, ¿es que no me quieres? Si me abrazas, no me toques; si no me abrazas, eres tonto.

La intuición femenina se convierte muchas veces en un conglomerado de sensaciones inexplicables de tal complejidad que ni ellas mismas comprenden. Y es eso lo que en el fondo les pasa: que ni ellas mismas se entienden. ¡Cómo pretender que nosotros las entendamos!

Pongamos un ejemplo. Ella tiene un problema afectivo familiar. La notas rara. Está huraña; no es la de siempre. Sabes gracias a tu insulsa pero firme intuición masculina que hay algo fuera de lo normal. ¿Solución masculina al problema? Preguntar. Le preguntas qué le pasa, qué siente, qué ha pasado, si está bien contigo, si es de trabajo, algo íntimo... Agotas todo el arsenal de paciencia y de recursos y ella sólo responde un lacónico "no sé".

¿Qué esperan que hagamos nosotros? ¿Que intuyamos qué les pasa? Obviamente sólo podemos recurrir al juego de las preguntas, ya sea a ella, a sus familiares o a sus amigos. No estamos en vuestra piel y si no nos decís que os pasa, no podemos saber lo que sentís, cómo resolver el problema o qué hacer. Por mucha empatía que tengamos, el mundo íntimo femenino siempre permanecerá cerrado a menos que abráis las puertas.

- ¿Pero te pasa algo?

- No.

- (Tu experiencia ya te dice que cuando ella responde "no" es un "sí", al menos a esta pregunta) ¿Te duele algo? ¿Tienes algún problema en el trabajo? ¿Te agobio?

- No.

- (Pues sí que avanzamos...)

Y así ad infinitum...

¿Cómo pretendéis que os entendamos si no nos decís qué os pasa? ¿Cómo pretendéis que las cosas fluyan si no hay comunicación? Quizá no seamos tan intuitivos, ni tan místicos. Pero queremos ayudar de corazón. Y, quizá porque somos humanos, no podemos resolver un problema que no conocemos. Ni siquiera podemos arrimar el hombro, pues no queréis ni llorar.

¿Cómo empatizar si ni siquiera hay manera de comprenderos? No somos adivinos, ni magos, ni dioses (ejem). Por eso, personalmente, agradezco el blog de las chicas. A ver si nos descubren algunos de esos misterios que guardan en su interior y que no hay manera de descifrar.

Ya lo decía Jerry Maguire: ¡¡¡AYÚDAME A AYUDARTE!!


lunes, octubre 09, 2006

Como el carné por puntos

Reflexionando un poco sobre qué podría escribir en éste blog, he encontrado unas similitudes entre el carnét por puntos y la relación con las mujeres.
Sólo existe una regla fija y común: Debes hacer feliz a una mujer. Para ello tendrás que tener en cuanta:
  • Haces una cosa que le gusta: Sumas puntos.
  • Haces una cosa que no le gusta: Restas puntos.
  • Haces algo que ella espera que hagas: Ni sumas ni restas; te quedas como estás.

Sabiendo éstas pautas, tendremos en cuenta los siguientes puntos:

Tareas de Casa:

  • Haces la cama: + 1 punto.
  • Haces la cama, pero olvidas colocar los almhoadones decorativos: 0 puntos.
  • Tiras la colcha por encima de las sabanas arrugadas : -1 punto.
  • Dejas la tapa del inodoro arriba : -5 puntos.
  • Cambias el papel higiénico cuando esta acabado : 0 puntos.
  • Cuando el rollo de papel se acaba, recurrís a los Rollos de cocina : -1 puntos.
  • Salís a comprarle unas medias extra-suaves : +5 puntos.
  • Salís a comprarle unas medias extra-suaves en medio de una tormenta : +8 puntos.
  • Salís a comprarle unas medias extra-suaves pero volves con cerveza : -5 puntos.
  • Y si encima vuelves sin medias : -25 puntos.
  • Vas a comprobar un ruido sospechoso durante la noche : 0 puntos.
  • Vas a comprobar un ruido sospechoso y no es nada : 0 puntos.
  • Vas a comprobar un ruido sospechoso y es algo : +5 puntos.
  • Le das un martillazo : +10 puntos.
  • Era su gato : -40 puntos.

En una Fiesta:

  • Estas con ella durante toda la fiesta : 0 puntos.
  • Estas con ella un rato y luego te vas a charlar con alguien del grupo de amigos con los que te emborrachas a menudo : -2 puntos.
  • Ese alguien se llama Beatriz : -4 puntos.
  • Beatriz se dedica al baile : -10 puntos.
  • Y si encima lleva silicona en el pecho : -18 puntos.

Su Cumpleaños:

  • Te acordas de su cumpleaños : 0 puntos.
  • Le compras flores y un regalo : 0 puntos.
  • La invitas a cenar : 0 puntos.
  • La invitas a cenar y no es un bar : +1 puntos.
  • Bueno, es un bar : -2 puntos.
  • Es un bar y dan un partido : -4 puntos.
  • Es un bar, dan un partido y tenes la cara pintada con los colores de tu equipo: -10 puntos.

Saliendo con tus Amigos:

  • Salís con unos amigos : 0 puntos.
  • Tus amigos ya están felizmente casados : +1 puntos.
  • Tus amigos son todos solteros : -7 puntos.
  • Tus amigos beben mucho : -10 puntos.
  • Tus amigos son solteros, beben mucho y siempre terminan en locales de dudosa reputación: -30 puntos.

Saliendo con Ella:

  • La llevas al cine a ver una película : +2 puntos.
  • La llevas al cine a ver una película que le gusta : +4 puntos.
  • La llevas al cine a ver una película que no te gusta a tí : +6 puntos.
  • La llevas al cine a ver una película de las que sí te gustan : -2 puntos.
  • Solo salen disparos y chicas en bikini : -9 puntos.
  • Mentiste diciendo que era una película de un director chino acerca de la historia de un pobre huérfano : -15 puntos.

Tu Físico:

  • Desarrollas un barrigón cervecero considerable : -15 puntos.
  • Desarrollas un barrigón cervecero considerable y te anotas en un gimnasio para adelgazar : +10 puntos.
  • Desarrollas un barrigón cervecero considerable y te conformas con llevar pantalones anchos y camisas hawaianas : -30 puntos.
  • Decís: "No importa, tú también tienes barriga" :-800 puntos.

La Pregunta del Millón:

Ella te pregunta: "¿Este vestido me hace parecer gorda?"

  • Dudas antes de responder : -10 puntos.
  • Respondes: "¿Dónde?" : -35 puntos.
  • Respondes: "No, me parece que es tu trasero" : -100 puntos.
  • Cualquier otra respuesta : -20 puntos.

Comunicación:

Cuando ella quiere hablar sobre un problema:

  • Tú la escuchas, mostrando interés : 0 puntos.
  • La escuchas, durante mas de 30 minutos : +5 puntos.
  • Te solidarizas y compartís una experiencia similar :+50 puntos.
  • Empezas a distraerte y de repente ella te dice: Bueno, ¿qué crees que tendría que hacer?": -50 puntos.
  • La escuchas durante mas de 30 minutos sin mirar la tele : +100 puntos.
  • Ella se da cuenta que es porque te quedaste dormido: -200 puntos.

Espero que tengáis bien claros todos éstos puntos.


viernes, octubre 06, 2006

Las rarezas y peculiaridades de la mujer. Un Primer Vistazo General.

Como su propio nombre indica, esto trata de hacer ver lo raras que son las mujeres para algunas cosas.

Muchos de vosotros habréis dicho eso de "a las mujeres no hay quien las entienda". No os falta razón, porque en algunos casos, la actitud de una mujer ante ciertas situaciones es lo que se podría calificar como rareza femenina. Sí, señores, porque cuando decimos determinadas cosas podemos salir mal parados, o incluso, nos pueden echar una bronca de tres pares de narices.

En los videos que os presento a continuación, podréis ver a lo que me refiero con todo detalle, para que así, podáis comprender el alcance de mis palabras y ver como algunas mujeres son de lo mas incomprensibles.

Para ver los videos entrad en este enlace.

Para ver el desenlace, tendreis que esperar un poco hasta que suba el video, pero no tardare mucho.

En lagunos casos las pueden ser bombas de relojería si ellas se lo proponen. Unos días están con eso de, "cariño que guapo estás hoy" y al día siguiente te dicen eso de, "¡largate de aquí ahora mismo! (o sea al sofá)".

He de decir, que en ciertas ocasiones toda pareja tiene sus malos momentos, pero no sé si alguno de vosotros habrá podido ver alguna vez la cara que ponen los integrantes de una antigua pareja. Me refiero a un ex-novio y ex-novia respectivamente. Esa tensión, ese mal estar. ¿Por qué? Se supone que han estado no se cuántos años juntos y ahora casi se matan entre ellos con sólo mirarse.

Otra cosa que no tenemos que perder de vista. Cuando una pareja discute por algo siempre es el hombre el que acaba durmiendo en el sofá. ¿Por que sera?


jueves, octubre 05, 2006

Presentación.

En el principio sólo estaba la Nada.

Creó Dios los cielos y la Tierra, creó los mares, ríos y lagos, montañas y valles, bosques y desiertos, golfos y cabos, fosas marinas, penínsulas e islas, y la madre que las parió a todas, y creó todo tipo de paisaje visto y por ver en el Planeta Tierra.

Luego creó a los seres vivos, los animales (los dinosaurios se extinguieron pero no voy a entrar en detalles sobre cómo pasó aquello).

Por último creó al Hombre, a Su imagen y semejanza, al que dio plenos poderes sobre todas las criaturas creadas por Él durante los últimos siete días.

Y dijo Dios: “No es bueno que el hombre esté solo”. Y durmiéndolo, le extrajo una costilla y a partir de ella creó a su compañera, la Mujer...

Y pasó el Tiempo en el Paraíso, y entonces dijo Dios: “Podéis comer de todos los árboles a los que alcance vuestra vista, mas a ése de ahí, del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal, no debéis comer, pues si lo hacéis, moriréis”.

Claro, aquellos eran tiempos felices, pues el Hombre vivía en el paraíso con su compañera, abrazados ambos a una vida feliz, perfecta e inmortal. Pero llegó la serpiente, que engañó a la mujer para que comiera del fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, diciéndole que sería como Dios. Y la mujer picó el anzuelo y comió, engañada por la serpiente. Y le ofreció al hombre, que también comió.

Pues sí, ya como estamos viendo, desde los primero tiempos fue la mujer el primer ser viviente de la Historia de todo el Mundo en liarla. Porque engañarla una serpiente, a la mujer, es que mira que hay que tener menos luces que el coche de los Picapiedra. ¡Manda huevos, no sabía que Eva hablara pársel! Y no sólo es fastidiarla de ese modo, sino que además, gracias a esta graciosísima historia, gracias a la mujer, somos unos seres desgraciados que rondan este valle de lágrimas todos los malditos días, somos seres mortales, sufrimos, padecemos, ¡¡¡y todo porque la tía mordió la maldita manzana!!! Es que manda narices, ya desde los tiempos ancestrales no hacían ni una a derechas, ¡pues ahora qué van a hacer!

Pues aquí estamos de nuevo. Esto es la competencia. Y como veis, empiezo “suavecito”, tomando un primer contacto con este nuevo chisme al que algunos llaman bitácora; otros, blog; otros, diario; yo prefiero llamarlo “salvación de los árboles, ordenador, informática, nueva tecnología, Internet”. Aunque pensándolo bien, si hubiera existido el papel y hubieran talado aquel maldito árbol en su día, tal vez ahora no seríamos unos simples pringaos, mortales, gracias a aquella mujer que mordió una fruta y la lió, pero bien...

En fin. Que aquí estamos. Levantando las armas. Apuntando al cielo. Dispararemos en cuanto algo se mueva. Y no será agradable.

Porque la venganza no es un plato que se sirva frío, ni caliente. Simplemente, se sirve.

Que comience el espectáculo.