martes, octubre 10, 2006

No me pidas que te entienda...

...si no me explicas que te pasa.

Las mujeres, por regla general, son soñadoras aunque intuitivas y conscientes de lo que pasa en su entorno. Por el contrario, los hombres somos más pragmáticos en nuestros pensamientos pero más ciegos en nuestras percepciones ambientales. Es por ello que una mujer, normalmente, es capaz de ver a su pareja y saber si le pasa algo e incluso qué le pasa. Y es capaz de preguntarle normalmente con buen tino sobre su situación. Si bien es cierto que son capaces de dar en el clavo, dificilmente entienden nuestra postura ante un problema. Porque lo afrontamos de manera diferente.

En el caso contrario, cuando es ella la que tiene el problema, el mundo se vuelve un lugar tenebroso donde cada paso que das es juzgado por el más terrible de los censores. Si me preguntas, no me preguntes; si no me preguntas, ¿acaso no te importo? Si te interesas, no sé; si pasas, ¿es que no me quieres? Si me abrazas, no me toques; si no me abrazas, eres tonto.

La intuición femenina se convierte muchas veces en un conglomerado de sensaciones inexplicables de tal complejidad que ni ellas mismas comprenden. Y es eso lo que en el fondo les pasa: que ni ellas mismas se entienden. ¡Cómo pretender que nosotros las entendamos!

Pongamos un ejemplo. Ella tiene un problema afectivo familiar. La notas rara. Está huraña; no es la de siempre. Sabes gracias a tu insulsa pero firme intuición masculina que hay algo fuera de lo normal. ¿Solución masculina al problema? Preguntar. Le preguntas qué le pasa, qué siente, qué ha pasado, si está bien contigo, si es de trabajo, algo íntimo... Agotas todo el arsenal de paciencia y de recursos y ella sólo responde un lacónico "no sé".

¿Qué esperan que hagamos nosotros? ¿Que intuyamos qué les pasa? Obviamente sólo podemos recurrir al juego de las preguntas, ya sea a ella, a sus familiares o a sus amigos. No estamos en vuestra piel y si no nos decís que os pasa, no podemos saber lo que sentís, cómo resolver el problema o qué hacer. Por mucha empatía que tengamos, el mundo íntimo femenino siempre permanecerá cerrado a menos que abráis las puertas.

- ¿Pero te pasa algo?

- No.

- (Tu experiencia ya te dice que cuando ella responde "no" es un "sí", al menos a esta pregunta) ¿Te duele algo? ¿Tienes algún problema en el trabajo? ¿Te agobio?

- No.

- (Pues sí que avanzamos...)

Y así ad infinitum...

¿Cómo pretendéis que os entendamos si no nos decís qué os pasa? ¿Cómo pretendéis que las cosas fluyan si no hay comunicación? Quizá no seamos tan intuitivos, ni tan místicos. Pero queremos ayudar de corazón. Y, quizá porque somos humanos, no podemos resolver un problema que no conocemos. Ni siquiera podemos arrimar el hombro, pues no queréis ni llorar.

¿Cómo empatizar si ni siquiera hay manera de comprenderos? No somos adivinos, ni magos, ni dioses (ejem). Por eso, personalmente, agradezco el blog de las chicas. A ver si nos descubren algunos de esos misterios que guardan en su interior y que no hay manera de descifrar.

Ya lo decía Jerry Maguire: ¡¡¡AYÚDAME A AYUDARTE!!