No me pidas que te entienda...
...si no me explicas que te pasa.

En el caso contrario, cuando es ella la que tiene el problema, el mundo se vuelve un lugar tenebroso donde cada paso que das es juzgado por el más terrible de los censores. Si me preguntas, no me preguntes; si no me preguntas, ¿acaso no te importo? Si te interesas, no sé; si pasas, ¿es que no me quieres? Si me abrazas, no me toques; si no me abrazas, eres tonto.
La intuición femenina se convierte muchas veces en un conglomerado de sensaciones inexplicables de tal complejidad que ni ellas mismas comprenden. Y es eso lo que en el fondo les pasa: que ni ellas mismas se entienden. ¡Cómo pretender que nosotros las entendamos!

¿Qué esperan que hagamos nosotros? ¿Que intuyamos qué les pasa? Obviamente sólo podemos recurrir al juego de las preguntas, ya sea a ella, a sus familiares o a sus amigos. No estamos en vuestra piel y si no nos decís que os pasa, no podemos saber lo que sentís, cómo resolver el problema o qué hacer. Por mucha empatía que tengamos, el mundo íntimo femenino siempre permanecerá cerrado a menos que abráis las puertas.
- ¿Pero te pasa algo?
- No.
- (Tu experiencia ya te dice que cuando ella responde "no" es un "sí", al menos a esta pregunta) ¿Te duele algo? ¿Tienes algún problema en el trabajo? ¿Te agobio?
- No.
- (Pues sí que avanzamos...)
Y así ad infinitum...

¿Cómo empatizar si ni siquiera hay manera de comprenderos? No somos adivinos, ni magos, ni dioses (ejem). Por eso, personalmente, agradezco el blog de las chicas. A ver si nos descubren algunos de esos misterios que guardan en su interior y que no hay manera de descifrar.
Ya lo decía Jerry Maguire: ¡¡¡AYÚDAME A AYUDARTE!!
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