lunes, octubre 30, 2006

Poesía (II). Poema del Renunciamiento

La segunda entrega de estas píldoras amorosas conocidas como poesía corre a cargo de nuevo del genial autor cubano José Ángel Buesa. Lo reconozco; tengo predilección por Buesa. Tanto por su verso ligero y dulcificador como por su carácter anticastrista (por si no lo sabíais, hablamos de un poeta cubano exiliado, adorado por los cubanos de a pie). En este caso pongo uno de sus más conocidos poemas, el Poema del Renunciamiento.

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.


Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
- el tormento infinito que te debo ocultar -
te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!
Buesa nos habla del amor como un sentimiento único y profundo, quizá rayando la idolatría platónica, que no tiene por qué exteriorizarse para ganar realismo. Nos cuenta el dolor inaccesible del que ve cómo se le escapa el amor, del que ama en vano, sin esperar nada. Y esa persona, que conocemos de memoria, quizá alguien muy cercano, no sabrá que es el motivo por el que vivimos, pero ahí estaremos siempre.

Creo que es difícil reconocer este amor, el amor esquivo y furtivo, el que se nutre de una mirada, de un suspiro. Es sobre todo muy difícil reconocer que se ama porque sí, sin motivo alguno y mucho más aún que jamás seremos correspondidos. Pero, ¿qué busca el amor sino amar en sí mismo? ¿Acaso el poeta, que ama en soledad, demuestra menos amor que el que besa por besar? Decía Oliver W. Holmes, poeta norteamericano, que “ningún amor es más verdadero que aquel que muere sin haber sido revelado”. Esa misma idea es capturada por Buesa en sus versos, porque la clave no es el amor, sino que no se sepa. Y no es tarea fácil, pues es doloroso pensar que otra persona es feliz por alejarse de ti. Quizá lo que quieren decir Buesa y Holmes es que el hecho de tener la fortaleza y madurez suficientes para afrontar este hecho hace que ese amor sea verdadero, en contraposición a la típica reacción adolescente de sentir rabia, envidia y dolor. Apoyémonos ahora en J.C.F. von Schiller, el dramaturgo alemán contemporáneo de Beethoven, que afirmaba que “sólo la fantasía permanece siempre joven; lo que no ha ocurrido jamás, no envejece nunca.” Es por ello que ese amor es verdadero y profundo, pues vive eternamente joven en nuestro corazón y, así, se renueva y vigoriza cada día con la más nimia excusa de volver a nacer. Porque el verdadero amor es aquel que lleva a la renuncia de la propia comodidad.

Quizá por eso, si me aparto y te dejo ir, tú seas más feliz y mi amor más verdadero.