viernes, noviembre 24, 2006

Las Miradas. Segunda Parte

¿En qué nos fijamos los hombres cuando vemos a una chica? ¿Seguimos el tópico aquel que dice que los tíos se fijan en el culo o en el pecho? En mi caso yo me fijo mucho en la sonrisa de las chicas, en sus ojos y en sus manos. Obviamente, me gusta que tengan un culo bonito, pero me importa más, a este nivel meramente físico, otras muchas cosas.

Como os podréis imaginar por el título hablaremos de nuevo de las miradas. Una de las cosas que más habla de una persona es la manera en que mira, la vivacidad de sus ojos y lo que transmiten. Hay miradas misteriosas, sexys, inquisitivas, vacías, enfermas, risueñas, ladinas, malvadas, de dolor, de cansancio, de terror. Casi cualquier adjetivo cabe para definir una mirada. Y yo creo que cuando encontramos en esos ojos aquello que buscamos, aun cuando no hayamos hablado todavía con esa persona, ya caemos en la red de su antojo. Porque si la cara es el espejo del alma, los ojos son, posiblemente, lo que quiere ese alma.

Dicen que en España tenemos una obsesión por las rubias de ojos azules, por aquello del arquetipo sueco. Pero luego es el paradigma sevillano (la morenaza de ojos verdes) la que suele llevarse el gato al agua. Pero, ¿realmente es por el color de los ojos o por la picardía con la que miran? Una mirada puede atraer tanto o más que un buen culo. Y si las chicas utilizan sus “armas de mujer” me llama enormemente la atención qué poco utilizamos los chicos una de las pocas armas que nos iguala con ellas: los ojos. Ellas se los pintan o realzan, entre otras cosas, para destacar algo en su mirada o para evitar que diga otra cosa. Nosotros, empero, somos menos capaces de aprender a mirar. Confiamos más en nuestros instintos y, normalmente, nos equivocamos.

¿Y las chicas se fijan en la mirada de los chicos? Pues, sinceramente, no lo sé, aunque creo que sí, aunque no muy conscientemente. Los chicos solemos embobarnos ante unos ojos hermosos, nos atrae la picardía de su mirada, su viveza, su transparencia. Las chicas, pienso, se ven más atraídas por las miradas misteriosas, seguras y también por las risueñas. El eterno misterio de la mirada de las personas siempre conseguirá atraparnos y por mucho que luchemos sucumbiremos a una linda sonrisa y a una mirada que nos derrita.

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.

Gustavo Adolfo Bécquer