miércoles, octubre 11, 2006

El tiempo y la madre que lo parió

¿A quién no le ha pasado que vais a salir de casa con tu novia o tu mujer y te tiras esperando casi dos horas? O bien quedas con ella, pongamos a las 5 de la tarde, y llega con más de media hora de retraso (en el mejor de los casos).

Ambos casos están relacionados con lo mismo: El tiempo dedicado a vestirse.

Si vives con ella, lo puedes vivir en vivo y en directo:

- El: Venga cariño, que tenemos que irnos. Ya llegamos tarde.
- Ella: Estoy lista en un momento. Sólo me queda terminar de pintarme. Ve sacando el coche del garaje que termino enseguida.

Tremendo error si lo haces. Con toda tu buena intención y, creyendo a pies juntillas lo que ella te dice, sacas el coche del garaje y esperas pacientemente en la puerta del mismo.

- Pasan 10 minutos y ya han entrado dos coches y has tenido que mover el coche otras tantas veces.
- Pasan otros 10 minutos (que ya son 20 en total), y salen otros dos coches del garaje. Vuelta de nuevo a mover el coche de la puerta.

Entonces decides ponerte en doble fila, pues seguro que con 20 minutos transcurridos, estará a puntito de bajar.

- Otros 10 minutos más, llegando a la friolera de 30. Has tenido que volver a mover el coche porque salía el que estabas estorbando.
- Al menos, como queda un sitio, podré meter el coche en él, pero qué va. No cabe. Te quedas de nuevo en doble fila.
- Pasan otros cinco minutos y llega una patrulla de la Policía Municipal: Papeles, Carné de Conducir, Seguro del Coche, justificante de haber pasado la ITV y, finalmente multa por estar en doble fila, con la consiguiente pérdida de puntos.

Cabreado con la multa, la llamas por teléfono: No contesta. ¿Dónde coño ha metido el móvil ésta mujer?

Llamas a casa: Comunica. ¡ Coño, ahora lo entiendo ! Seguro que ya se ha enganchado con alguna amiga suya.

Como ya te han puesto la multa, sigues en doble fila. Total, ya te la han puesto... Y sigues esperando otros 10 minutos más haciendo que el reloj llegue a 45 minutos de espera.

Viene el autobús de la EMT y no puede pasar. Tienes que mover el coche y dar la vuelta a la manzana para volver a situarte de nuevo en la puerta de tu casa. Mientras lo haces, te encuentras con un camión descargando un contenedor (5 minutos) y un coche que está esperando a que otro salga para aparcar (otros 3). Esperas el semáforo (2 minutos a seguir sumando, para llegar a 50).
Por fin, vuelves a tu calle y paras en la puerta de casa. Y allí está ella, con los brazos en jarras y taconeando con el pié derecho mientras te echa en cara:

- ¿Dónde coño estabas? ¿Es que no sabes qué hora es?

50 minutos esperando, moviendo el coche de la puerta del garaje, intentando aparcar el Mercedes donde salía un Smart, siendo multado por estar en doble fila, tragando el camión que descargaba un contenedor y todavía te llevas la bronca del año.
La próxima vez que te diga “Estoy lista en un momento. Sólo me queda terminar de pintarme. Ve sacando el coche del garaje que termino enseguida”, lo mejor es que te aflojes el nudo de la corbata, te quites los zapatos, te saques una cervecita bien fría de la nevera y te pongas a hacer algo de zapping en la tele, que seguramente será mucho más relajante.

Claro que ésto último siempre lleva un riesgo: La famosa pregunta "¿Qué tal estoy? ¿Me queda bien ésto?"
En tal caso, dependiendo de lo interesante que esté la televisión o de lo bien que te esté sentando la cervecita o de lo que te importe dónde vais a ir, podrás responder que bien o mal.
Si te interesa salir lo antes posible (con 50 minutos de retraso, pero salir), entonces dile que está bien. Si te importa una mierda donde vayáis o te interesa lo que estés viendo, dile que no te gusta cómo le queda el vestido, o que no le combina bien con los zapatos.
Tendrás otros 50 minutos de tranquilidad asegurada.